Estas son mis raices maternas
El abuelo se llamaba Lorenzo y la abuela Luisa. No llegué a conocerlos porque fallecieron antes de que yo naciera. Nacieron y vivieron en Torrelavega igual que mis padres. Tuvieron ocho hijas, pero sólo sobrevieron las cinco que aparecen en la fotografía. Cuando nació la octava de sus hijas, mi madre, el médico le dijo a mi abuelo: "Lo siento mucho es otra niña." La respuesta exacta de Lorenzo no la sé, pero mi madre contaba que, con quejas destempladas, le dijo algo así como: "Sepa usted, doctor, que me siento muy dichoso con todas y para mí es como si fuera la primera".
El nombre de la mayor era Sebastiana, Tiana para todos; la segunda Dionisia, Nisia en familia; la terceraLuisa, Catalina, Katy, la cuarta. Pero de mis tías fue a Luisa a la que más quise y más traté. También mi madre sentía veneración por ella, hasta el punto de que cuando falleció a los cincuenta y seis años por el corazón que siempre lo tuvo delicado, cuando le dieron la noticia, se encerró en el cuarto de baño a llorar y gritar sin parar, con una gran preocupación por parte de mi padre y tremendo susto por parte de nosotros, sus hijos. Yo, la segunda de los seis, tendría algo más de quince años, por lo que deduzco que la pequeña, Ana, andaría por los cinco. Guardo de aquellos momentos un doloroso recuerdo.
Detrás de Katy, nació mi madre, Purificación, Purita.
El hecho de llevar unos nombres algo raros me hace pensar que siguieron la costumbre de bautizarlas con el santo del día de su nacimiento, a excepción de Luisa que se llamaba igual que mi abuela.
Mi madre contaba lo estricta que fue la abuela en su educación. Costumbre era que sólo cursaran estudios los hombres de las familias, mientras las hijas se preparaban para ser excelentes amas de casa, por ese motivo, fuera la que fuera su posición social aprendían junto al servicio todas las labores del hogar. En casa de mi abuela contaban con cocinera y doncella, pero lo que más atormentaba a mi madre era la inspección que la suya hacía de sus habitaciones, especialmente si la cama estaba perfecta, para ello solía pasar un bastón por toda la superficie comprobando la ausencia de arrugas en la colcha. Recibían, por supuesto una preparación de Cultura General, jamás encontré la más mínima falta de ortografía en nada de lo que ella escribía, y música; mi madre tocaba el piano, pero nunca nos lo pudo demostrar, puesto que en la Guerra Civil del 36, recien casados, perdieron todos sus bienes y al llegar la posguerra no hubo manera de que un piano entrara en nuestra casa, no sólo por lo pequeña que era, sino también por la escasez de medios. Mi padre, Goyo, del que ya he hablado con abundancia en este blog, era funcionario por oposición de la Diputación Provincial de Madrid, pero nuestro nivel de vida no se elevó hasta que inauguró, en nuestra antigua casa de Jorge Juan, la Academia donde daba clases particulares a los Universitarios que no aprobaban por sus propios medios. Recuerdo que un amigo le comentó que con los ingresos de las clases debía tener una gran cuenta en el Banco y mi padre contestó que la cuenta la tenía en la crianza y estudios de sus seis hijos, de lo que se sentía muy orgulloso.
Mapa y Vista de Torrelavega
Torrelavega actual
La familia Sánchez era muy conocida en Torrelavega, pues el abuelo tenía una grandes almacenes de harina, cereales y un comercio de Ultramarinos situados en una enorme extensión de terrenos que les fueron expropiados años más tarde, para levantar en ellos la Sniace S.A., fábrica de Celulosa.
Hoy quise buscar en Google información sobre Torrelavega y de casualidad encontré el nombre de mi abuelo Lorenzo Sánchez Alonso; aparecía como personalidad destacada porque, con otros dos comerciantes, fueron los impulsores de la Cámara de Comercio en su localidad. Contaron con muchas dificultades, a causa de la Cámara de Santander que no permitía la competencia, hasta que el propio Alcalde, Florencio Ceruti Castañeda tomó la iniciativa y marchó a Madrid para resolverlo directamente con el Gobierno.
CÁMARA DE COMERCIO
Florencio, fue un personaje muy relevante en Torrelavega,
Desempeño la alcaldía en tres mandatos distintos, recibiendo el título de Marques de Peraleda. Consiguió para su pueblo la traída de aguas que junto con el ferrocarril que unía la población con Castilla y Asturias, dió un gran impulso industrial y cultural a la zona. El Marqués de Peraleda fue también escritor dramático y poeta.
Tengo un vago recuerdo suyo, de los veranos que pasábamos en Santander con mis tíos; Florencio era cuñado de Tiana y muchas cosas nos narraron de él cuando en los veraneos acudíamos algunas tardes al Castillo de Suances, propiedad de su familia que heredó el marido de mi tía, donde jugábamos de niños, inventándonos infinidad de historias.
El Castillo remozado, más bien desfigurado
Construído por Florencio, Marqués de Peraleda, en el siglo XIX, en la actualidad, horriblemente remozado, en realidad casi derruído, con sus piedras se levantó la nueva edificación que ha pasado a convertirse en hotel muy frecuentado por veraneantes y turistas ya que se encuentra en un enclave maravilloso, en el acantilado de la llamada playa de "Los Locos,"
La playa de Los Locos, famosa por su oleaje y porque en ella, en tiempos, a los perturbados solían calmarles mediante los baños en aquellas aguas frías y bravas. He de decir que jamás consentí en disfrutar con mis hermanos de aquel mar que me producía pánico, el ruído de las olas al chocar contra el acantilado era ensordecedor. Lo que sí nos divertía a todos era despegar caracoles de las rocas que mis primas cocían en un pequeño fuego en la misma playa; siempre rehusé probarlos, nunca tuve ese gusto.
En otra de las playas de Suances, con mi hermano Goyo, mi prima Lolita, en primera línea.
En segunda línea, la belleza de mi madre, su hermana Tiana y Arturo, marido de Lolita.
En la tercera mi hermano José Luís, yo y el hijo de Lolita
Estos eran los familiares que en verano vivían en el Castillo
Entre las anécdotas que mis padres nos contaban de Santander, recuerdo que siempre mencionaban la rivalidad existente entre los de la capital y el pueblo que era Torrelavega: rivalidad que pienso sigue existiendo en la actualidad. Precisamente en un viaje en tren, que hicieron, si mal no recuerdo para presenciar un partido de futbol, la aficción portaba una pancarta en la que se leía: "La ciudad de Torrelavega saluda al pueblo de Santander".
Aquello fue muy sonado y no sé cómo terminaría la provocación, pero la frase ha quedado para la posteridad, como ejemplo del caracter de los Torrelaveguenses, también conocidos como portugueses por su autosuficiencia y deseos de diferenciación.
Guardo un recorte del Diario Montañes, Torrelavega llegó a tener diez diarios y un círculo cultural muy apreciado, al que pertenecieron algunos escritores montañeses, entre ellos Florencio Ceruti. En dicho diario se rememoraba con añoranza aquellos tiempos de convivencia y comunicación vecinal que hoy se han perdido en aras de la industralización y desarrollo. Entre las añoranzas, se hacía referencia a la presencia de las bellezas de las cinco Sánchez por el Paseo y la Plaza.
Hoy todos los protagonistas de la fotografía que encabeza este post han fallecido por lo que mis primos, mis hermanos y yo hemos pasado, como dice mi hermana Carmina, a la primera fila de la última batalla que sólo Dios, en el que confío ciegamente, sabe como y cuando se desarrollará para cada uno de nosotros.
Las protagonistas de esta fotografía tampoco están ya entre nosotros:
En los dos extremos:
Mi tía Nisia y su hija Luisina, al lado de Nisia mi madre, Puri, y una amiga.
De aquellas raices, estos brotes
1 comentario:
Al final vamos a ser parientes, un hijo de Florencio Ceruti está casado con una tía mía, Mary Garcia de Lago. Hemos hecho un grupo de los descendientes de Manuel García de Lago y ahora estoy en contacto con todos, cosas de internet.
Publicar un comentario