AMIGOS

30 enero, 2008

FINAL...LA BECERRADA



Recuerdo la becerrada como de anteayer. Eso que en mis cuadernos apenas escribí diez o doce líneas con pequeños comentarios como :

"Al día siguiente la becerrada, que si no resultó extraordinaria me gustó hasta el episodio del toro y me gustaron los comentarios de los compañeros.
Villalón: "Te aseguro Militos que recé por vosotros"
Marcelino Colodrón: "¿Y Militos qué?, ahí quieta, como diciendo: Si a Pepe le coje a mí también".
Por la mañana en las clases, fue la comidilla de la facultad y yo no sabía donde meterme aunque en el fondo estaba encantada. La comida en el campo muy agradable y me halagó que el chico de la vespa me enseñase las dos entradas que había comprado para invitarme al baile de gala. Sin saber, el pobre, que tenía novio y lo de dejarme bailar con otros era algo por lo que no estaba dispuesto a pasar. Bastante le había costado que estudiase con tantos chicos, estando él tan lejos."


No escribí más, y no sé si Pepe tuvo miedo, a mí creo que ni siquiera me dio tiempo. Fue tan repentino que no pudimos hacer otra cosa. El improvisado ruedo estaba lleno de compañeros; todos hablando en corrillo. Yo al lado de Pepe y del resto de la pandilla. En un instante nos vimos solos, sin conocer la causa. El con sus muletas que le ayudaban a caminar con bastante dificultad. No recuerdo cuando conocí a Jose María Echevarría. Debió de ser por Jesús (el amigo de Julio que estudiaba Industriales en la Escuela del Paseo de la Castellana y que venía algunas veces a buscarme a la Facultad, para hablarme mal de su íntimo amigo e intentar desengañarme de mi noviazgo). El y su hermano Perico eran , como Julio y Jesús, antiguos alumnos del colegio del Pilar. Pepe tenía una gran problema en las piernas y se ayudaba con las muletas. Lo más probable consecuencia de una poliomelitis. Se notaba que hacía grandes esfuerzos para caminar. Sin embargo era muy animoso y participativo. Los dos encajamos pronto por lo que rapidamente se incorporó a nuestra pandilla, donde todos le apreciaban. Tengo que reconocer que mi pandilla de Económicas era especial y cómo lamento haberles perdido la pista. ¿Qué habrá sido de cada uno? Cuando me decidí a escribir estos banales recuerdos tenía la esperanza de encontrarme con alguno por Internet.
Jose maría contaba también con su excelente hermano Pedro que estudiaba Derecho y siempre venía a recogerle. Por lo que sé, continua a él por completo dedicado, ya que ahora, mi gran amigo Pepe, necesita la silla de ruedas para desplazarse. Esto lo supe de casualidad. Al cumplirse el centenario de la fundación del colegio del Pilar, Julio estuvo llamando a algunos compañeros para las celebraciones y Pedro le dijo que no podía asistir a ningun acto al tener que cuidar de su hermano. Yo, cobarde, no me atreví a comunicarme con ellos. Precisamente los dos hermanos fueron de los pocos compañeros que asistieron a mi boda, un 5 de Agosto,

Aquella tarde de toros no debía estar Pedro. Cuando más enfrascados estábamos en la conversación, repentinamente sentimos un silencioso vacío a nuestro alrededor. Nos miramos sin comprender aquello y a renglón seguido descubrimos frente a nosotros, un montículo próximo completamente abarrotado de personas, sin caer en la cuenta que eran los mismos que, en el momento anterior, nos acompañaban. Sentí la presión calurosa de un brazo de Echevarría sobre mis hombros en ademán protector. Fue entonces cuando giré la cabeza y ¡horror!, una especie de masa negra con dos aspas afiladas en lo que parecía una cabeza, se nos echaba encima a toda velocidad. No formulamos palabra alguna y permanecimos anclados en la tierra, como deben anclarse los cimientos de los rascacielos. Ya de cerca, comprobamos que no era una auténtico toro sino un becerro crecidito que antes de toparse con nuestros rígidos cuerpos, no dudó en describir una pequeña parábola, para seguir con su desbocado embiste. Ahora sí, todos nos llamaban y aplaudían. Nos ahorramos los reproches y buscamos el sitio más próximo para sentarnos juntos. Ya casi siempre juntos en las clases hasta que colgué la carrera para casarme. Bueno la carrera no, sólo mi asistencia a las clases, porque seguí estudiando y presentándome a exámenes hasta que la terminé, en mi séptimo embarazo.

17 enero, 2008

PASO DE ECUADOR__II

Por fin encontré la foto de la opípara comida.

A mí derecha Jose Mªechevarría (el sufridor conmigo de la becerrada), a la izquierda Carrasco, Carmina y Alejandro. En frente, mi gran amigo Tomás con pan en la mano, Estrella, Marcelino de Dios y alguno más.

Con toda sinceridad debo confesarlo:¡en blanco!. Y cada vez que entro en Noray, desde el 25 de noviembre, mi mente se bloquea. Creo que hice mal en publicar esa fotografía de Castañeda. Por más que hablo de madurez, en el fondo, la imagen de aquel personaje que marcó mi carrera universitaria, como la de tantos economistas de los primeros años, continua paralizando mis neuronas.

Pero hoy estoy aquí, decidida a continuar con estos recuerdos de universitaria que dudo interesen a nadie pero que reviven para mí una época de risas y amistades, donde fui feliz sin tener conocimiento de que lo era. Eso es lo malo de la felicidad, hace tan poco ruido que sólo la descubres cuando ya se ha ido.

Nuestro Paso de Ecuador, según el programa de festejos que, junto a la fotografía de la comida y dedicatorias de profesores y compañeros, conservo en una vieja carpeta de color verde y rígido cartón, lo celebramos del 17 al 22 de febrero de 1958. El objetivo de tal celebración era el de festejar juntos, los que juntos iniciamos la andadura universitaria. Carecía de interes el hecho de que la la carrera se hallase o no en la meridiana de asignaturas aprobadas.

La lectura del pregón tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad, salón majestuoso donde se convocaban los actos más significativos: Apertura de Curso, entrega de becas, títulos, doctorados, conferencias... . Como vivíamos sombreados por lo que hoy se ha dado en llamar nacionalcatolicismo, que por cierto, a nadie perjudicaba, se celebró una Misa de libre y multitudinaria asistencia. Comprendo que en el nuevo siglo no pueda ni vislumbrarse ese aire especial de fiesta con que se revestían los actos iniciados con la Santa Misa. El Sacrificio del Altar presente para todo el que deseara aprovechar aquella gracia, libre y gratuita.

Regresan a mi memoria las canciones de la Tuna; el baile con uno de los tunos y mi percance con la combinación. La comida con profesores y alumnos y ¡cómo no!, la becerrada. Por supuesto , no faltaron pantomimas, teatro, encuentros deportivos y hasta un Auto Sacramental. En el programa leo que hubo un baile de gala en el hotel Castellana Hilton. Con sorpresas y gran fin de fiesta, al que no asistí, porque por ahí no pasaba el novio ausente que se encontraba en la Escuela Naval. La comisión organizadora le dio el nombre de "Baile del Oligopolio", como no podía ser menos tratándose ya de medio economistas.
Pienso que mejor que estrujar mi memoria extrayendo vivencias más o menos exactas, será mejor copiar tal cual, lo que sin duda escribiría por aquellos días. Sí recuerdo que disfruté como no creía posible, sobre todo por la timidez y complejos que siempre me asaltaban ante esas reuniones masivas. Por entonces ya había cambiado de pandilla por otra más afín a mi manera de ser. Más o menos el grupo lo formábamos: Tomás Garcia Docio, Jose María Echevarría, Marcelino de Dios, Carrasco, Alejandro Mola, Manolo Centeno, Carmina Hidalgo, Mary Cruz....

He rebuscado en varios cajones y en los cuadernos de esos años y lo único que encuentro es un papel amarillento, plagado de curvas y fórmulas con integrales por un lado y por el reverso una pequeña reseña, a año pasado, sobre nuestra fiesta. Por lo tanto con aquellas líneas y con mis recuerdos voy a intentar resucitarla.

"Soy feliz oyendo Clavelitos. Recuerdo mi Paso de Ecuador y me repito una vez más que han sido los mejores días de Facultad. Un tuno me dio un clavel y ma sacó a bailar. Al día siguiente salio un trocito de mí en el ABC"."

La ronda de la Tuna tuvo lugar en el patio trasero de la Facultad. Los propios tunos organizaron el bailoteo. El que me sacó a mí era bastante feo y bajito. Le conocía con anterioridad y siempre me pareció muy simpático. Cuando más entusiasmada me encontraba, sentí que algo se me aflojaba por la espalda; no tardé en darme cuenta que se trataba del corchete del forro negro que solía ponerme debajo de las faldas (nunca me gustaron las combinaciones que se llevaban porque abultaban mucho y para sustituirlas me hice un forro negro y otro blanco alternantes, según el color de los vestidos). Salir de aquel percance fue cuestión de segundos. Entre paso y paso propiné una patada al dichoso forro que de manera inexplicable desapareció entre la polvareda que levantaban nuestros pies al ritmo de la música. Al parecer nadie se percató, pero ya para siempre el machacante "Clavelitos" y una suave tela de raso acariciando mis piernas, van unidos en ese universo atemporal de los recuerdos.

El jueves 20 de febrero nos reunimos para la "Opípara Comida", según el programa, en el Círculo de la Unión Mercantil. No memorizo si fue opípara o no, pero sí divertida y animada. En la foto veo que al final me decidí por el vestido negro estrecho y de manga corta que hicimos entre Julia y yo. Con el cinturón ancho de ante color rojo. Guardado durante años y años por si alguna de mis hijas lo aprovechaba y del que me deshice últimamente. A los postres nos movilizamos para intercambiar dedicatorias en la invitación: "A unos ojos negros" de Alejandro Mola; "A mi petit poupé", no descifro su firma. "Eres tan guapa como buen economista tu padre", creo que de Manolo Centeno, a lo que respondió nuestro profesor de Estructura Económica, José Luís Sampedro: "Economista no sé, pero guapa, ¡bárbaro!". Sin duda ya despuntaba como académico de la Lengua. Como oro en paño guardé esta tarjeta con autógrafos inspirados y cariñosos. Había entre nosotros una corriente de compañerismo y afecto que todavía hoy añoro. Como oro en paño, hasta que hace unos meses quise tenerla más a mano y, por no sé qué extraño maleficio, no soy capaz de encontrar.

Y para no alargar más este tramo de añoranzas, dejo para mañana la narración de la becerrada con la que finalizaré el relato del Paso de Ecuador.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...