AMIGOS

20 abril, 2009

MI PROFESOR DE ECONOMETRÍA




Quedan aún algunos ilustres profesores de la Facultad, sin traerlos a esta especie de memorial universitario, como el vital y divertido Cepero cuyas clases de Sociología resultaban tan atractivas, profesor ayudante del catedrático Elisarrague, alumno éste en su día del maestro Ortega como él tan a menudo lo invocaba, trayéndole con constancia a sus clases viniera o no viniera al caso. Al mencionarlo se levantaba de la silla y exclamaba, haciendo una inclinación de cabeza: "El Maestro". Nunca se me borrará de la memoria este simbolismo que hablaba por si solo. Pero entre todos los que recuerdo y todavía no he rendido homenaje quedan dos con los que me siento en deuda: Juán Velarde, ayudante de Jose Luís Sanpedro, catedrático de Estructura Económica I y II, de los que en ocasiones si he hecho alguna mención. De manera muy destacada por su personalidad y por el grado de amistad que le unía con mi familia, figura: Angel Alcaide Inchausti.


Fallecido en 1996, al evocarle ahora vuelve a mí su imagen inconfundible, de pelo negro, abundante y alborotado, su inseparable bigote y su eterno cigarrillo en la mano izquierda. Reunía en sí mismo todos los cánones del sabio distraído. Algo que nadie se ha molestado en averiguar es: si esas personas son distraídos por sabios o más bien son sabios por distraídos a todo lo que para los demás nos resulta imprescindible y para ellos es puramente banal. Angel, ciertamente era la sabiduría en cuanto a la asignatura de su cátedra, en aquellos años donde nadie definía con acierto en qué consistía la Econometría.


Había nacido en Hinojosa del Duque (Córdoba) el 16 de Agosto de 1918, padre de familia numerosa, siete hijos y hermano de otro célebre Alcaide, Julio quien, antes de despuntar como acreditado estadístico español, fue famoso por sus dieciocho hijos que le hicieron acreedor al premio de natalidad con el que por entonces, se honraba y apoyaba a las familias más numerosas de España, a las que se les reconocía sus méritos con el regalo de un chalet o un piso de proporciones acordes al número de hijos.

Angel, licenciado en ciencias Exactas por la Universidad de Madrid (1940), obtuvo más tarde la licenciatura en Ciencias Económicas, cuando se implantaron estos estudios en España, al mismo tiempo que mi padre por lo que surgió entre ellos una amistad inseparable que no se rompería hasta el fallecimiento de Goyo (mi padre) en 1996, pocos meses después fallecería también este insólito y gran introductor de la Econometría en España. Para nosotros era de esos amigos que no precisan invitación para acudir a la casa.

Fotografía del catedrático ya en avanzada edad que toda su vida dedicó a la docencia e investigación. Hasta casi el final de sus días desarrolló su actividad docente en la universidad a distancia (UNED), donde ejerció de profesor en las áreas de Matemáticas, Estadística, Econometría y Modelos econométricos.



Profesó también la enseñanza en la Escuela de Estadística de la Universidad Complutense de Madrid, impartiendo distintas asignaturas como: Matemáticas de grado superior, Estadística, Econometría...etc...

Fue condecorado con la Cruz del Mérito Aeronáutico al dirigir un seminario sobre Aplicaciones del modelo de Leontief a problemas militares.

Una anécdota que define sus rasgos de sabio abstraído en pensamientos y enseñanzas, era aquel despiste al que con frecuencia nos tenía acostumbrados, parece que de nuevo le veo desde aquellos últimos bancos del aula escalonada, en los que me gustaba acoplarme para dificultar la salida a la pizarra. Con la tiza en la mano derecha y el cigarro en la izquierda iba llenando aquel encerado enorme con signos y números que nadie entendía, para más tarde dar unas explicaciones que en verdad seguíamos sin entender. Pero era tal su abstracción que a medida que se veía obligado a agacharse para rellenar la parte baja de la pizarra, el cigarrillo se consumía entre sus dedos y, sin percatarse que aquella había llegado a su fin, continuaba escribiendo en la misma pared, con el cigarrillo brincándole entre las manos antes de caer al suelo, lo que provocaba un descarado jolgorio entre el alumnado.
Sus escritos son abundantes destacando entre ellos:
Lecciones de Econometría y Métodos Estadísticos (1966)Estadística Económica (1973)
Matemática Moderna para Economistas (1973)
Cálculo Infinitesimal para Economistas (1980)
Curso Elemental de Econometría (1982)


Fotografía familiar donde aparece el matrimonio Alcaide con mis padres y unos amigos. Angel destaca por su bigote, a su izquierda mis padres. La foto esta muy deteriorada, pero el destrozo de la cara de mi madre fue obra de ella que, cuando no se gustaba en alguna fotografía, para no romperla por completo ararañaba o tachaba su imagen. Sin duda las mujeres más guapas, y mi madre lo era, no pueden tolerar que los fotográfos no las saquen favorecidas. Yo no he heredado esa costumbre materna, cuando no me gusto en una foto me aguanto y la hago pedacitos, algo que sucede con frecuencia.

Para mí el examen de Econometría no tuvo dificultad alguna ya que Angel delegó las preguntas orales y de pizarra en su profesor ayudante, el célebre Pacho de las clases particulares de Estadística.

Sin embargo, algo más accidentada fue la prueba por la que tuvo que pasar mi cuñado Dino, marido de mi hermana Carmina, para
finalizar su carrera. Debió de ser en la tercera convocatoria cuando consiguió aprobar y gracias al empeño de la que entonces era su novia, quien insistía e insistía a nuestro catedrático amigo para que fuera benévolo con su "grifo", como mi padre solía apodar a los novios de sus hijas, algo de lo que nunca supimos el porqué. Angel con todo ese manojo de nervios que le caracterizaba daba vueltas por la tarima diciendo a mi hermana:

_ Mary Carmen que no sabe nada de nada,.

_ Pues yo no me muevo de aquí hasta que le apruebes.

_Que te digo que no sabe.

_ Claro, si no le preguntas los números índices... Tú pregúntale eso y verás como sabe.
Efectivamente los Números Índices resolvieron aquella espinosa cuestión y Dino terminó la carrera de Económicas algo más tarde que mi hermana.

Ese era el grado de amistad que nos unía a toda la familia con Angel Alcaide. En un rincón de la iglesia donde celebramos el funeral de mi padre, perdido entre la multitud de alumnos y amigos que llenaron la vida de Goyo, lloraba a lágrima viva la marcha de su amigo inseparable. Pocos meses después, en otra iglesia, mi hermana y yo despedíamos de la misma forma a esta persona de imborrable recuerdo para nosotros.

2 comentarios:

j.a.varela dijo...

¡Qué bueno leeerte de nuevo! Y ciertamente, hay mujeres como la mía, que retocan todas las fotos. Aunque sea con lápiz de labios!

Militos dijo...

jajaja...vaya me alegro que no fuese una manía exclusiva de mi madre.

Gracias JA Varela, la verdad es que me quedé un poco estancada. Este blog por ser el más personal me cuesta más trabajo sacarlo adelante.
un beso para tu mujer y para tí.
Me encanta la foto que tienes ahora

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