AMIGOS

09 agosto, 2008

ANTECEDENTES AL TANGO AZUL _ II


La foto es de unas niñas de los suburbios de la Elipa (antes de que seconvirtiera en zona residencial) que preparamos para su Primera Comunión.

NOTA: dejo algunas faltas de ortografía tal y como estaban escritas en mis cuadernos. Así es más auténtico.


NOVIEMBRE


Empiezo Noviembre con el mismo desánimo y eso que este mes siempre me ha gustado. no sé a lo mejor luego cambia todo. No entiendo lo que me pasa pero llevo en el alma una serie de jaleos que me estorban para estudiar. parece que son cosas sin importancia que dejan mi ánimo flojo y no preparado para emprender nada grande. Todo lo hago este año sin ilusión y sin entusiasmo. Si me cayo en clase es sólo porque quiero. Si estudio es pura fórmula. Todo es un mecanismo que gira por costumbre o por aburrimiento. Lo único que hago con verdadera ilusión es recibir a Jesús por las mañanas y eso que a veces me distraigo. En este momento estoy deseando que lleguen las 8 de la mañana para comulgar. Para hablar de cerca con mi Jesús del alma. el unico que me quiere de verdad, el unico que dio su vida por mí.

¡Jesús!, no permitas que me llene de tristeza o de indiferencia. No permitas nunca, Madre, que me aparte de vosotros. Ahora es lo unico en que confío y a los unicos que amo porque sé que solamente vuestro amor permanecerá para siempre. El unico que es eterno.

Bueno pero a pesar de todo lo que os digo, el amor humano también me gusta lo suyo. (Luis)

Una cosa si me gusta, la amistad que he empezado con Carmen. Todas las tardes, al salir del colegio, nos vamos a dar un largo paseo esquivando a Luisa ya que nos entendemos mejor las dos solas. Estos paseos prolongados hasta las 8, nos roban tiempo al estudio y aunque las notas son desastrosas continuamos paseando. A propósito de las notas, ayer le pedimos a Ignacio, el pequeño de mis vecinos, que falsificara la firma del padre de Carmen en el boletín. Se puso tan nervioso que no pudo hacerlo. Hay un tema nuevo entre nosotras: ¡CHICOS!.


También al mediodía he empezado a acompañar a algunas niñas de clase por el paseo de Ronda. Estas son Carmen, Luisa, Concha B. y Carmen l. Cuando llegamos a la esquina de Carmen nos bifurcamos cada una a su casa. Yo tengo que desandar lo andado para llegar a la mía porque el colegio está justo enfrente de ella.


Tengo que aclarar que empecé a acompañarlas desinteresadamente pero que desde hace unos días, nos estamos cruzando con tres chicos de los cuales uno resulta: ¡bárbaro!. Ellos se ríen al pasar por nuestro lado, lo que quiere decir que también han notado nuestra presencia.


15 de noviembre


¡GENIAL!. Ayer por la tarde, cuando estaba despidiendo a Carmen en el portal de su casa llegaron ellos. Ellos eran, segun supimos después, Julio (vaya, otro julio), Pedrito (más feo, más bajo y más tonto) y Fernando, al que llamaban Coco.

Después de hablar un rato, más o menos discreto, ellos solos sin recibir contestación por nuestra parte, nos decidimos a decir alguna de las tonterías reservadas para estas ocasiones. Total que estuvimos un rato de charla.

Hoy en clase no tuvimos otro tema de conversación fuera de lo sucedido la tarde anterior. Ya Julio empieza a gustarme. Yo creo que más que ninguno de los chicos que conozco. Bueno que solo son los amigos de mis hermanos y mis vecinos. Es muy distinto de lo que siento por Luis. A Luis me gusta verlo y eso pero nunca saldría con él. Entre otras cosas porque siempre tuvo novia. Sin embargo, ¡hojalá! que este nuevo Julio me lo pidiera algún día.


28 de Noviembre


El jueves, Carmen vino a casa para estudiar Química y a eso de las 9 fui a acompañarla a su casa. Caminábamos despacio recordando alguna fórmula de los alcoholes cuando pasaron a nuestro lado dos chicos. Yo sólo vi a uno, alto, guapo, rubio y de honda caída sobre la frente. Di un codazo a mi amiga.

_"¿Has visto que chico?".

_"No me he dado cuenta", respondió ella.

De pronto: "¡Mary Carmen!". Volvimos la cabeza y Julio estaba allí. ¡Dios mío!, entonces si que la fórmula voló a la estratosfera.

Nos dio la mano y dijo:

_"Os voy a presentar a Jesús, el apellido se perdió en el anochecer. Paseamos un rato y nos despedimos. Al día siguiente volvimos a verle pero con Pedrito. Nos reímos un poco con sus gansadas y aprendimos una palabra nueva que Julio repetía constantemente:¡FARFOYAS!. El sábado también los encontramos y Julio se empeñó en que saliéramos el domingo por la mañana. Intenté resistirme porque recordaba lo mucho que madre Begoña, que ya no está en el cole, me había insistido que no saliera con chicos. Se puso muy pesado; me pidió que lo consultara con la Virgen. Y después de todo, pensé que el día anterior había cumplido 17 años. Ya no era una niña y accedí.


ACTUAL__ Agosto- 2008




Madre Begoña fue la monja que más quise del colegio. Era andaluza, muy simpática y cariñosa con todas. Ella me apreciaba de manera especial y cuando la destinaron a Sevilla dejó un gran hueco en Loreto. Ni que decir tiene que poseía un gancho perfecto para enviar niñas al Noviciado. Estoy segura que si ella hubiese seguido en el colegio, yo no estaría ahora pasando estas ingenuidades a Noray.


Volvió al colegio el último año de mi noviazgo, ya en la Universidad, y poco faltó para que lo dejase todo y recuperara mi siempre inquietante vocación religiosa, que ella veía más de contemplativa que de enseñanza. Mantuve correspondencia con la monja durante muchos años, casada y con algunos hijos. He de reconocer que sus consejos también fueron una gran ayuda en mi nuevo estado.


Pasados quince años, cuando regresamos de Cádiz, me enteré que había abandonado los hábitos y estaba empleada de cocinera en un famoso establecimiento madrileño de hostelería, dedicado a toda clase de celebraciones. Mi amiga Luisa y yo nos reunimos con ella en una cafetería de la calle Bravo Murillo. Ya no se llamaba Madre Begoña (nombre que elegí para mi primogénita porque me gustaba y en su recuerdo porque sin duda, fue la religiosa que más influyó en mi formación). Ahora era Felisa y estaba irreconocible. Sus ojos azules, que miraban tan profundamente cuando te hablaba de Vida Eterna, apagados y envejecidos. Quiso convencernos de que su nueva vida era más semejante a la de Jesús de Nazaret porque vivía codo con codo con los pobres. Luisa preguntó:

_"Pero ¿haces apostolado?. Ella respondió que propiamente no pero que compartía todo con los pobres. Mi amiga que era muy directa siguió interrogándola:

_"¿Confiesas y comulgas?".

_"Comulgo en nuestras misas especiales y confieso directamente con Dios".

Hablamos de nuestras vidas y familias. Y, al despedirnos, la indiscreta Luisa comentó:

_"Anda que si Militos te hubiera hecho caso y metido monja. seguro que hoy se habría salido del convento como tú".

Mi antigua Madre Begoña respondió, con un acento que a mí me pareció nostálgico:

_"Estoy segura que no".

No volvimos a verla, a pesar de que nos invitó a sus reuniones. Aquella entrevista me estuvo doliendo mucho tiempo y desde entonces en la Santa Misa, siempre ella está presente.
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