AMIGOS

12 junio, 2007

CHIKI-------FINAL

http://es.youtube.com/watch?v=-r9mML4uBDE

Chiki siempre se sentaba a mi lado,continuamente de broma, todo le hacía gracia y con él era imposible no reír. Sobre todo en las clases de Matemáticas con aquel profesor de apariencia insignificante y voz tan baja que a penas se le escuchaba. Una mañana alguien gritó desde lo alto: "Que venga el catedrático a ver si nos enteramos de algo". El profesor se volvió de la pizarra y sin el menor gesto de ira contestó: "El catedrático soy yo". La clase enmudeció. Resultó ser Don Sixto Rios, la mayor eminencia en la ciencia matemática del momento, con fama universal.

Entre clase y clase, salíamos a la calle de San Bernardo (nunca pude entender porqué se cantaba aquello: "La calle ancha de San Bernardo tiene una fuente con siete caños...": ni la calle era ancha, ni descubrí fuente alguna cuando la busqué. En una pastelería cercana animábamos al estomago con algún pastel o bollo. Recuerdo, y no sé porqué, como Marcelino, gallego él, siempre pedía una especie de rosquilla bañada con huevo caramelizado, de nombre: "Vergara". ¡Qué insustancial resulta a veces la memoria!. Lo más significativo era como, a medida que pasábamos de curso, nuestros gustos alimenticios viraban hacia los bares cercanos donde unos suculentos bocadillos de anchoas, a peseta la unidad, reponían nuestras fuerzas para volver a las clases.
Después de sufrir algunos exámenes parciales, en los que inconscientemente reíamos y jaleábamos las bromas en alto de los más osados, llegaron las vacaciones de Navidad y fue entonces cuando Chiki quiso dar un paso más allá del puro compañerismo. Allí estuvo Pilar para impedírlo de cuajo. Nunca sabré si para bien o para mal.

Julio seguía aun en la escuela Naval, sus vacaciones comenzaban más tarde, cuando Pilar me llamó muy cariñosa para decirme: "Fíjate me ha llamado Chiki para pedir tu teléfono porque quería invitarte a esquiar. Le dije que no se lo ocurriera que tenías novio formal". Mi reacción fue de enfado: "¿por qué se lo has dicho?". Su respuesta: "Pero bueno, ¿tú no tienes novio?". Y contesté: "Sí, pero me apetecía verle". La que se enfadó entonces fue ella: "No puedo entenderte, yo creí que lo de Julio iba en serio". Pilar y mis compañeras del "PREU", como sólo fuimos nueve, vivieron intensamente los prolegómenos del noviazgo de aquella que iba para monja. No era de extrañar, mi amiga pensaba que si te decidías por uno ya no podía gustarte nadie más. De ahí su empeño con Marcelino. He de reconocer que esa fue también mi creencia hasta que apareció el susodicho. Por eso me sorprendió que revolucionara mis parámetros hasta ese extremo . El no me llamó y dijo a Pilar: "Eso se avisa antes".
Transcurridas las vacaciones Julio volvió a la Escuela y yo a la Facultad, con algo menos de apetencia que al principio. Una mañana, que hasta hoy permanecía aletargada entre esos recovecos de la memoria que de improviso alguien o algo desempolva, al llegar a clase encontré bajando por la escalera, a Chiki con Chelo Zabala. Me pidieron les acompañara a una óptica cercana para recoger unas gafas. Sin que ninguno de los dos lo propusiéramos nos encontramos, el medio sentado en un mostrador y yo de pie frente a él, mirándonos sin decir palabra.Ignoro que clase de reactivo o carga eléctrica provocó aquella chispa. No sé los minutos que pasaron, a Chelo estaban atendiéndola, pero sigo reconociendo esa forma de mirar, imantados, sin interferencias. Por extraño que parezca una fuerza superior, ajena a nosotros, intervino en aquel instante de abstracción y la sonora carcajada de los dos, transformó en simple vidrio roto lo que pudo ser frágil cristal de Murano. Por una absurda asociación de ideas, cuando escucho a Los Secretos (a los que mi hija me ha adicionado):"En un vidrio mojado escribí tu nombre...", es una mirada lo que me perturba.

Nunca comentamos su llamada a Pilar. Dejó de sentarse a mi lado y terminaron sus bromas. Pero disfrutando la ausencia de un profesor, el grupo reunido en la galería,
apareció Chiki con su inseparable guitarra y, sin dejar de mirarme, comenzó con una ranchera:" Ella quiso quedarse cuando vio mi tristeza... pero ya estaba escrito que aquella tarde... perdiera su amor". Todos le coreaban, nadie conocía el tema y Pilar no estaba presente. Yo me entristecí y en lugar de quedarme quise desaparecer aunque no sabía el modo.
El curso siguiente pregunté a sus paisanos por él (eran muchos los canarios que estudiaban Económicas en Madrid. La de San Bernardo era la única facultad existente de la licenciatura. Instituida en España desde el 1944 o 45). Me enteré por ellos que no regresó del archipiélago.

P.D.: estos han sido mis recuerdos actuales sobre este episodio. Al leer lo escrito en mis viejos cuadernos, la única corrección que he de hacer es la de que Chiki también cursó el segundo año en nuestra facultad. Pero ya apenas hablábamos, casi siempre por mi culpa ya que hacía todo lo posible por no encontrarme con su mirada. Debió quedarse en su tierra a partir del tercer curso. No vuelvo a mencionarle ni siquiera en el Paso de Ecuador.
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