He encontrado este Noray en Facebook de un gran amigo, con todo respeto porque se trata de D. Joan Carreras y con su permiso me lo he traído a este blog porque creo que le va muy bien.
Desde hace años, puede que desde mi viaje de bodas en que sin saber el motivo me senté en uno de ellos, he sentido una gran atracción por este elemento portuario, de líneas sencillas, tal vez poco atractivo, pero firme, tan firme que en él se siguen amarrando barcos.
Así quisiera ser este blog para mis hijos o mis nietos, un Noray cuando yo falte. Si tambalean acudan a él y la sencillez de mi vida siempre apoyada en Dios y María, mi Virgencina, como de joven la llamaba, les sirva para capear todos los temporales.
Así quisiera ser este blog para mis hijos o mis nietos, un Noray cuando yo falte. Si tambalean acudan a él y la sencillez de mi vida siempre apoyada en Dios y María, mi Virgencina, como de joven la llamaba, les sirva para capear todos los temporales.
Quiera Dios que así sea
Fotografía tomada por Julio, mi recien estrenado marido en Mallorca, sentada en un noray, a mi espalda el yate de Onasis o alguien parecido que ahora no recuerdo.